EL
AYUNO
El Ayuno,
especialmente el de la comida, nos abre de una manera misteriosa a la presencia
de Dios. Parecería como si el hambre corporal se fuera convirtiendo en hambre
de Dios.
Ahora bien,
para que esto se realice, el Ayuno debe estar unido a la oración. Sin oración
el Ayuno se convierte en dieta o en estoicismo, que poco o nada ayuda a la vida
espiritual.
De manera
práctica, se indica algunos elementos que pueden serle de utilidad para
iniciarse y crecer en este ejercicio espiritual:
1. Lo
primero es que el Ayuno debe ser progresivo. Es decir hay que comenzar por lo
poco y poco a poco progresar en él. Empieza entonces con pequeñas renuncias,
como negarte un café, un vaso de agua, un dulce, un postre, un programa de
televisión, etc. Esto irá poco a poco aumentando tu capacidad de renuncia.
2. Inicia el
Ayuno con un buen rato de oración. Te recomiendo prepararlo desde un día antes…
por la noche haz un buen rato de oración y ofrece a Dios el día de Ayuno. Pide
a Dios la gracia que estás necesitando o el sentido que quisieras ver
fortalecido con tu Ayuno. Durante todo el día de Ayuno, dedica el mayor tiempo
que puedas a la oración. Es conveniente que se escoja un salmo el día anterior
y alguna frase del salmo para repetirlo durante todo el día de Ayuno, como:
“Señor tú eres mi fuerza y mi victoria”, o alguna frase del mismo salmo.
Regresa durante el día al salmo y ten el mayor tiempo de oración que puedas…
substituye el alimento corporal con alimento espiritual.
3. Es muy
conveniente que inicies tu Ayuno con la Eucaristía. Busca una Iglesia en donde
puedas comulgar en la mañana. Si no se puede, haz al menos una comunión
espiritual.
4. Una vez
que sientas que has progresado con las renuncias, inicia con lo que se llama el
Ayuno Eclesiástico, que es lo mínimo que nos invita a vivir la Iglesia en los
días prefijados de Ayuno (Miércoles de ceniza y Viernes Santo). Este consiste
en desayunar un pan y un café, no tomar nada entre comidas, comer ligero
(procurando que te quedes con un poco de hambre) y finalmente por la noche lo
mismo un pan y un café.
5. El
siguiente paso es hacer medio Ayuno, que consiste en solo un café en la mañana,
nada entre comidas y una comida ligera. Solo agua todo el día. Por la tarde
puede tomar una cucharada de miel, sobre todo si tienes un trabajo que requiera
mucho desgaste de energía.
Finalmente
podrás aspirar al Ayuno de pan y agua, que consiste en comer solo pan y agua
durante todo el día.
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