lunes, 29 de diciembre de 2014

Preparación de “LA FAMILIA” para el Fin de los Tiempos



Mensajes de Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María a su amada hija, la vidente Luz de María



Nuestro Señor Jesucristo:
“Hoy les llamo a ungir los marcos y las puertas de las entradas de sus hogares con agua bendita o con aceite bendito mientras rezan la oración a San Miguel Arcángel y el “Magníficat”, coloquen con amor y respeto el signo de Mi Cruz y la medalla de Mi Madre Santísima, bajo la advocación de la Medalla Milagrosa como señal de presentar sus hogares y sus familias ante Mi Padre, y sean protegidos viviendo en comunión con Nuestra Trinidad. Así les invito a mantener las provisiones necesarias, que desde ahora deben mantener en sus hogares.”
“Una vez más les llamo a levantar la voz, a no callar, a ser valientes y alertar a los Míos. Es necesario Mis amados hijos, es necesario, pero sobre todo, es necesario que a cada instante se mantengan en una constante conversión, y permanezcan en estado de gracia.”
“¡Benditas las puertas de los hogares que se abren para dar posada a aquellos que comparten Mi Palabra con sus hermanos! ¡Benditas las manos que los asisten, benditos los pies que los auxilian en el camino de Mis Evangelizadores... y pobres de aquellos que son piedras de tropiezo!”
“Les bendigo. Bendigo los ojos que leen esta Mi Palabra y los oídos que la escuchan, bendigo los hogares de cada uno de ustedes.”
“Bendigo sus familias, imprimo un ‘Te Amo’ en cada criatura que lee este llamado.”
“De la tierra agrietada emerge el dolor. No teman, hijos Míos, que Mis Ángeles les protegen y les protegerán. No serán tocados, y la fe que ustedes mantengan, se derramará en bendiciones sobre ustedes, sobre sus familias, sobre sus hermanos.”
“La Paz de Mi Casa sea en ustedes y en todas sus familias. Bendigo sus bienes espirituales, sus bienes materiales, bendigo su trabajo, la tierra que surcan, bendigo toda labor que sus manos emprendan, bendigo el paso de la juventud de sus familias, y en Mi Nombre alejo el mal que les rodea.”
“Les bendigo y bendigo a todas sus familias, a toda su descendencia y a sus ancestros.”
“Amados hijos bendigan sus hogares, bendigan sus cuerpos, bendigan a sus hermanos con la Palabra.”
“Les llamo urgentemente a retomar el camino de la conversión. Les llamo a orar en familia, a amarse los unos a los otros, a no dejarse confundir y a nadar contra lo mundano. Ustedes son Mis hijos, son diferentes.”

La Santísima Virgen María:
“¡CADA UNO CONSAGRE SU SER AL SAGRADO CORAZÓN DE MI HIJO Y A MI CORAZÓN INMACULADO!”
“Deben consagrarse en este instante personalmente y en familia a Mi Corazón Inmaculado para que cuanto he solicitado en Mis Llamados lo cumplan ustedes que Me aman y que Me han aceptado como Madre en sus vidas.”
“Invóquenme: Ave María Purísima sin pecado concebida. Pero con fe como un grano de mostaza. Todo será alejado de ustedes y de sus familias, con fe.”
“.... Este es arma contra los ataques del mal. Se les ha dicho que unjan los marcos de las puertas externas de sus hogares con agua bendita; pero es más provechoso que se unjan a sí mismos con el cumplimiento de los Mandamientos y de los Sacramentos, reconciliándose también con Mi Hijo y recibiéndole en la Eucaristía.”
“... Protejo cada criatura, cada lugar, cada hogar en donde se rece el Rosario diariamente con devoción.”

domingo, 28 de diciembre de 2014

LA TIERRA AGOTADA POR EL PECADO VERÁ LA FURIA DE LOS VOLCANES



Algunos de los Mensajes de la Santísima Virgen María y Nuestro Señor Jesucristo a su amada hija, la vidente Luz de María

Pensemos un poco científicamente para ayudarnos a explicarles a nuestros familiares. El centro de la tierra arde y como nos lo ha dicho Nuestra Madre Celestial en anteriores llamados, el fuego sube a la superficie y sufriremos las consecuencias de ello. Hay volcanes dormidos que van a entrar en erupción y causarán horror. Ahora el Señor nos dice también que el agua se moverá y si se mueve el agua, que abarca las tres cuartas partes de la tierra, ¿Qué pasará?
Hoy nuestra Madre Santísima me permitió la siguiente visión: Miré un reloj grande, de los que se usan en las iglesias. Lo miré caminar unos segundos y se detuvo, en ese momento en que se detuvo, aparece la Mano de Dios en el reloj. Su Mano se movía como si fueran las agujas. Ya nuestro tiempo no es tiempo, no lo midamos a lo humano. Miré un nuevo tsunami, varios volcanes haciendo erupción, y pueblos devastados: dolor, hambruna, y enfermedad.
Durante el mensaje me presentaron una visión y miré una bola de fuego que venía hacia la Tierra e irrumpía la atmósfera y la Tierra se estremecía.
MENSAJES: Pronto el Sol causará un dolor a toda la humanidad; les alerté sobre grandes volcanes y les alerto nuevamente, los mares serán implacables. No se mofen de los acontecimientos que no suceden, sino aprovechen esos instantes para girar las obras y actos hacia un cambio radical en donde se reencuentren Conmigo (Dios).
La Tierra, agotada por el pecado, se irá estremeciendo de lugar en lugar. El humo de los volcanes hará estragos.
El centro de la Tierra arde ante los sentimientos que emanan los hombres, éstos calan la tierra llevándole a permitir que los volcanes emanen ese ardor y sorprendan con su furia. ¡Tanto les he hablado en todo el mundo llamándoles a mantenerse alerta sobre esta naturaleza que hará que el hombre se purifique! Los volcanes harán continuas explosiones, las aguas se agitarán, los vientos causarán dolor al hombre y gran destrucción; todo esto porque el hombre no mira la proximidad del cumplimiento de Mis Anuncios.
Los volcanes se abalanzan hacia el exterior. La Tierra se estremece en su deseo de renovarse y limpiarse de la contaminación que el espíritu humano descarriado ha dejado caer sobre Ella.
La indiferencia con que el hombre está mirando cuanto sucede a su alrededor, es inaudita... Los Volcanes despiertan, como si se hubieran puesto en cadena para ir preparando al hombre y por algún medio motivarle a que se eleve espiritualmente.
Alimenten la fe con la disposición, no puede existir consciencia si antes la criatura no se dispone para que Yo (Dios) actúe en ella. La Tierra se encuentra exhausta de tanto pecado que se posa sobre Ella, y ésta hará emanar una secuencia de fuego que asomará a través de los volcanes, y en esos instantes los que no han deseado escuchar, recordarán Mis Palabras y clamaran Mi Auxilio y Mi Bendición y Yo acudiré, por amor al hombre.
Hoy alerto a un Pueblo amado: a Costa Rica, para que redoble la oración, pues sufrirá, sufrirá. Oren para aplacar la fuerza de los volcanes de ese país. En este momento tienen la mirada fija en un coloso, más otro también despertará y causará dolor. Oren, oren para que la naturaleza no vea indiferente a Mis hijos.
Oren, hijos Míos por Estados Unidos, esta gran Nación padecerá los embates de la Naturaleza, en especial del fuego que saldrá por los volcanes. Amados Míos, oren por San Francisco, será fuertemente estremecido emergiendo de las entrañas del mar, un Volcán. Amado Pueblo Mío, oren, la fuerza de los volcanes se hace sentir, el Yellowstone se estremece y otros causarán espanto.
Oren por Guatemala.
Oren por Italia, el Volcán Etna será belleza y espanto a la vez.
Oren por Indonesia. La Tierra se estremece, oren por Centroamérica, oren por Rusia.
Oren por El Salvador.
Oren por México, será estremecida y a la vez padecerá por la furia de sus Volcanes.
Oren amados Míos por Ecuador, los Volcanes rugen, Ecuador padecerá a través de los Volcanes. Éstos se han despertado en toda la Tierra.
Hijos, ya la Tierra se encuentra agotada al recibir constantemente el pecado y las graves ofensas de la humanidad sobre sí, y está enferma por el hombre, vomita el pecado del hombre a través de los volcanes, se estremece ante el dolor de tantos inocentes que sufren, y al estremecerse, las aguas de los mares se elevarán nuevamente.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Experiencia vivida por la vidente Luz de María durante el Mensaje del 24 de diciembre de 2014


Comentarios de Luz de María: 


Nuestro Señor Jesucristo y nuestra Madre Santísima se encuentran tan cerca de cada uno de nosotros, que esa cercanía es desapercibida por la mayoría de los hijos de Dios.
 
En esta fecha el Cielo me permite compartir un regalo que no es personal sino para toda la humanidad:
 
Miro a Nuestra Madre Santísima, con Su hermosura realzada, Sus Ojos irradiando la luz del mismo Sol, con Su Mirada profunda, enmarcada por unos delineados párpados como con un suave pincel que les dan una forma almendrada.  El color miel de Su Ojos es más radiante, como iluminado con los rayos del Sol. Su Piel de porcelana bendita me lleva a mirar Sus Labios sonrientes, Labios de Madre con la más perfecta forma, hechura del Escultor Divino, con un tono rosado como extraído de los pétalos de una rosa. Rostro de Madre, la más bella de entre todas las mujeres.
 
Su Cabello castaño resplandece ante los rayos de la luna, que tenuemente le dan un brillo particular. Su Manto Celeste cubierto de estrellas brilla de una forma especial, le miro el vestido de suave caída y con bordados dorados por donde se traslucen los rayos de la luna.
 
Todo se ha integrado para realzar en este instante a la Madre Celestial. Miro cómo de todas partes se acercan Criaturas Angelicales iluminadas por un halo, todo brilla, todo se envuelve en un aire especial. Escucho en medio del respetuoso silencio una suave pero magistral melodía, que es traída por el viento y entonada por los Coros Celestiales.
 
Como criatura humana, vivo con el corazón palpitante en una espera que parece interminable, esperando que esos Labios Maternos se abran.  Pero la Madre me sonríe y permanece en silencio mirándome, pero con su mirada me dice:
“Hija amada, te comparto Mi Tesoro”
 
La Madre bendita se desvanece como entre las nubes que le rodean pero de inmediato la miro. No viene sola, trae en Sus benditos y delicados Brazos Maternos al Niño Jesús con una inexplicable ternura, y me dice:
 
“Aquí tienes al Rey de reyes, al Señor de señores, en quien se goza el Padre Eterno
y el Espíritu Santo mantiene su morada.
 
Dentro de ese éxtasis inolvidable para mí, deseo que la Madre me muestre al Niño, pero la Madre me dice:
 
“Hija, has de saber que todos son amados por Mi Hijo, debes saber que todos son llamados a la Salvación Eterna, pero los que con su voluntad desean encontrar la plenitud, son pocos y cada instante lo serán menos. Tu camino no es fácil, como no lo es para el que es llamado y obedece, no obstante ten presente cómo insultaron a Mi Hijo para que perdiera la Paz, ignorando que Él es la Paz infinita. Así tú, permite que las palabras ofensivas pasen de lejos, cuida tu alma para que continúes siendo instrumento de la Casa de Mi Hijo”.
 
Luego se acerca la Madre Santísima despacio, yo sólo miro el color del Rostro del Niño Jesús que viene cobijado con hilos plateados que la noche deja caer suavemente rindiendo homenaje a Su Rey. En esta ocasión la noche no es noche sino se ha oscurecido para que únicamente el Rey resplandezca.
 
Entre los Brazos Maternos se desliza suavemente esa Criatura Divina que ansío mirar, pero la Madre extiende Sus Brazos y yo embelesada ante la belleza Divinal que miro frente a mí, con mis sentidos sumergidos en otro lugar, el Rostro del Niño que destella pureza es irradia luz. Es el Rostro del Amor… ¡Ahora sí he mirado el Amor!, es Él: Jesús Niño ataviado por los Cuerpos Celestes que todos unidos en torno a Él, dejan caer sus destellos para homenajearle. Miro cómo Su ropaje varía de color, leves tonos emanados de las mismas estrellas, la luna emana la esencia de ella misma.
 
Mi pensamiento arrobado por tanta hermosura no me permite ni por un instante pensar en mi indignidad, tan sólo miro el Amor que lo puede todo, que puede transformar al pecador en un santo, que puede cambiar el mal en bien, que puede revertir el tiempo…, es esa mirada inocente que frente a mis ojos me traspasa el alma y me escudriña con amor.
 
Miro a la Madre que me lo ofrece y aun en ese estado de éxtasis me detengo, pero nuestra Madre Santísima me mira y me coloca a Su Hijo en mis brazos, ¡oh dulzura, oh hermosura sin igual!, ¡oh amor infinito que todo lo puede, oh misericordioso Niño: Esperanza, Paz y Amor sin igual! Tanta Divinidad ante mi indignidad…
 
Pero ante la mirada del adorado Niño, entro en esa paz que se desprende de Sus Ojitos color miel, con  infinita ternura y que, aunque escudriña mi alma, vivo un gusto sublime entregando mi espíritu a las delicias de Su Dueño.
 
Miro las Manos pequeñas moverse y miro la Cruz…. ¿Cómo? Estas Manos Santísimas cargan nuestros pecados… Eso me lo comparte la mirada tierna de ese Pequeño pero gran Dios de Poder y Majestad. Su Boca Divina se mueve y mi alma escucha las Palabras:
 
“Hija, el hombre es lo que su corazón transmite, el corazón transmite lo que lleva la criatura humana en el interior de su corazón. Mantén ardiendo el deseo de permanecer a Mi lado, cumpliendo la Voluntad de Mi Padre.”
 
¿Cómo no sentir las entrañas conmoverse ante tan solemnes Palabras? Ese Rostro de perfección sin igual, con Mejillas levemente rosadas, Cabello castaño como Su Madre, me mira, y yo, quedo arrobada por esta belleza, no sólo física sino interior que jamás imaginé mirar y tener en mis brazos, lo que me lleva a comprometerme más con la misión que me ha sido encomendada.
 
La Madre Santísima se acerca y como si no deseara desprenderme de la esencia del Amor, la miro y Ella me vence con tan gran ternura, que sabiendo que he recibido más de lo que merezco, entrego al Divino Niño, sin que antes y en silencio le pida por los inocentes, por la testarudez humana, la soberbia, la falta de fe, la negación del hombre hacia Él, a la vez le pido perdón por los que no desean reconciliarse con Él y los que le niegan. Mi Divino Niño me dice:
 
“Los escarmientos de la humanidad no son en vano, al ocurrir lo que Mi Madre ha develado, rescataré algunas almas de las manos del enemigo. Yo Soy Amor y vengo en busca de amor. En este instante falta el amor. La humanidad carece de verdad, por eso Yo regreso por los Míos. Tú transmite la Palabra del Cielo a tiempo y destiempo, el resto entrégalo a Mi Voluntad.”
 
Nuestra Madre se retira entre las nubes que le cobijan y Me dice:
 
Dile a Mis hijos que les amo, diles que permitan a Mi Pequeño Hijo que renazca en sus corazones.
 
Y yo en un total y absoluto silencio me  siento abstraída por tanta Bondad Divina y meditando, guardo silencio…
 
Amén.
 
 
Gracias a todos nuestros hermanos que en la Unidad de los Sagrados Corazones, compartimos este año.
Les deseamos una Santa y  Feliz Navidad.

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