COMO HACER LA HORA DE GRACIA
Solicitud de nuestra santísima madre Rosa Mística para la
Hora de Gracia:
1.Día y Hora de
Gracia: 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada Concepción, inicio a las 12 del
mediodía hasta la 1 de la tarde.
2. Durante esta hora en casa o en la iglesia, evitar toda
clase de distracciones, no contestar el teléfono, no abrir la puerta, no hacer
nada en absoluto, sino estar con el cuerpo, con el corazón y el alma en actitud de oración y espera a recibir el
torrente de gracia y bendición prometidas por nuestra Madre en esta Hora de
Gracia.
3. Comiencen la Hora de Gracia rezando tres veces el Salmo
51 con los brazos abiertos.
4. Distribuir la hora entre espacios de oración, vocal o en
silencio y/o frente al Santísimo, según cada cual haya dispuesto. Meditando en la pasión de Jesús, meditando en
el Evangelio del día, rezando el santo rosario en Cenáculo, y/ o rosario de
Lágrimas y Sangre.
Nuestra santa madre nos está dando la oportunidad de demostrar nuestro amor y
confianza en Ella y ayudándonos a hacer reparación por los inconmensurables
pecados que ofenden a su amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que claman
venganza del Cielo. Aprovechemos pues, esta Hora, para hacer descender sobre el
mundo: un sano temor a Dios que nos lleve a la Paz del corazón, a un sincero
arrepentimiento, a un hambre de Dios, que nos motive a la confesión y a
comulgar frecuentemente, para crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.
Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita
Misericordia el perdón por mis innumerables culpas, ofensas y negligencias me
permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.
Pienso en los innumerables pecados que se cometen en el
mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones, pecados de los
súbditos y de los gobernantes; pecados de orgullo de sensualidad y de codicia; pecados de
pensamiento, de palabra, de obras y de omisión.
Por todos estos pecados y por los pobres infelices que los
cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu infinita misericordia.
Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el Huerto de los Olivos y
sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.
No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar con
ellos; que has querido "hacerte pecado", para borrar los nuestros; no
olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre, para rescatar a Tus
hermanos culpables.
Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita
Misericordia el perdón por mis innumerables culpas, ofensas y negligencias me
permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.
Pienso en los innumerables pecados que se cometen en el
mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones, pecados de los
súbditos y de los gobernantes; pecados de orgullo de sensualidad y de codicia; pecados de
pensamiento, de palabra, de obras y de omisión.
Por todos estos pecados y por los pobres infelices que los
cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu infinita misericordia.
Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el Huerto de los Olivos y
sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.
No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar con
ellos; que has querido "hacerte pecado", para borrar los nuestros; no
olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre, para rescatar a Tus
hermanos culpables.
Oh Jesús, Te ruego renueves Tu ofrecimiento al Padre,
presentándole nuevamente Tus llagas; muéstrale las espinas, los flagelos y los
clavos que traspasaron tus carnes; pero, especialmente, hazle ver Tu Corazón
herido y rebosante de amor por El y por nosotros, y pide Su perdón.
Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas nuestras culpas es
Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el mundo culpable. Busca las ovejas
que se alejaron de Tu redil y muéstrales cuán grande es la potencia de Tu amor
de Salvador.
Y ya que Tu Corazón está herido por las culpas de los más
íntimos, para los que renuevan el beso de Judas o la negación de Pedro, también
para ellos, oh Jesús, invoco Tu perdón. Que ninguno de ellos cumpla el gesto
desesperado de Judas, sino que Tu gracia los induzca, como a Pedro, a una
reparación de amor.
Rosario de Lágrimas y
Sangre
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo,
Amén.
Oración Inicial
- Jesús crucificado, postrados a tus pies te ofrecemos las
"Lágrimas y Sangre" de aquella que te acompañó con tierno amor y
compasión en tu Vía-Crucis. Concédenos la gracia, Oh buen Maestro de tomar a
pecho las enseñanzas contenidas en las "Lágrimas y Sangre" de tu
Santísima Madre, para cumplir tu voluntad de tal manera que un día seamos
dignos de alabarte y glorificarte por toda la eternidad, Amén.
Se rezan siete misterios así: En lugar del Padre Nuestro:
- Oh Jesús mío, mira las Lágrimas y Sangre de aquella que te
tenía el amor más grande en la tierra... y te ama con el amor más fervoroso en
el cielo.
En vez de las Avemarías se dice:
- Oh Jesús escucha nuestros ruegos... por las Lágrimas y Sangre de tu Santísima
Madre.
Al finalizar el Rosario se dice tres veces: " Oh Jesús
mío, mira las Lágrimas y Sangre de aquella que te tenía el amor más grande en
la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo."
Oración Final
Oh María, Madre al Amor, de los Dolores y de Misericordia,
te suplicamos reúne tus ruegos con los nuestros para que Jesús, a quien nos
dirigimos en el nombre tus "Lágrimas Y Sangre" maternas, escuche
nuestras súplicas concediéndonos, con las gracias que te pedimos, la corona de
la vida eterna, Amén.
Tus Lágrimas y Sangre Oh Madre Dolorosa, destruya el reino
del infierno. Por tu Divina mansedumbre, Oh, encadenado Jesús, guarda al mundo
de los horrores amenazantes.
Amén.
RECUERDEN rezar por el país durante esta hora. La Santísima
Virgen ha pedido que este mensaje se
distribuya a través del mundo entero. Por favor ayuda a que todas las almas se acerquen a Dios y que
Jesús y María sean amados hoy más que nunca.
Oh Inmaculada Concepción
Tú eres la
estrella de mi noche oscura,
salud para mi
enfermo corazón,
refugio de mi
humana perdición,
consuelo en mi
terrena desventura,
auxilio celestial
de mi locura,
la Reina intercesora
del perdón,
la Madre acogedora
en mi aflicción,
la Virgen
medianera de ventura.
¡Salve, Señora,
incólume María!,
templo de la
divina Trinidad,
sagrario de Jesús,
Eucaristía.
Asunta al cielo en
venturoso día,
coronada de eterna
majestad,
eres el brillo que
hacia el Sol me guía.
Amén
Salmo 51
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre...
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